Oh Virgen santísima! Tú que te apareciste innumerables
Veces a los niños y que guiaste a toda una comunidad
De creyentes bajo los preceptos del Santo Padre.
Tú que eres la madre verdadera que con misericordia
Y amor alimenta las almas de los que en Dios creemos.
¡Oh madre mía!
En tus santas manos yo coloco mi destino y
Te agradezco infinitamente por haberme acompañado
Y resguardado desde el mismo instante
En que puse mis esperanzas en ti.
Te pido que no me desampares y que
Siempre me protejas con fidelidad,
Amén.